- Llevabas muerta cinco días, yo te maté. Sufrías tanto… me cada vez que te quejabas me dolía a mí también, al final he sido yo el que no he podido aguantar: por eso te clavé la aguja. Dejaste este mundo en silencio, sin sufrimiento.
El Inspector Segura observó al anciano hablar al cuerpo tumbado en la cama, y ordenó a los agentes dejarles solo. Miró a los ojos al viejo,
- Usted no la mató, ¿verdad?
- Shhh! No se irá a chivar… - El viejo le devolvió una mirada de cordero - estoy solo en este mundo, no tengo otro sitio donde ir.
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