dijous, de juny 11, 2009

Encerrados

Llovía afuera y yo sin paraguas, ¡maldito hombre del tiempo! Lo peor es que me quedaba un trecho hasta llegar al cine del centro, donde iba todos los miércoles con la esperanza de encontrar a mi príncipe azul. Pero la gente es tan solitaria cuando camina… encerrados en su música, en su chica, en su mundo. ¡Ya podía ir repartiendo sonrisas! Nadie se fijaba en mi.
Así, encerrada en mis mismos pensamientos, casi choco con él: me alargaba un paraguas con una sonrisa. Se la devolví mientras tomaba su regalo, y me alejé sin darme cuenta que mis espaldas iban diciendo “beba ron con cola”