Pues ya estamos, a principios de febrero, justo en mitad de curso. Han pasado ya cuatro meses desde que empecé esta primera aventura y de momento ha habido más alegrías que penas. De hecho, pensándolo bien, penas hay pocas... como no sea el estrés de viajar dos veces a la semana. Los chicos son geniales, no he sido demasiado duro con ellos pero tampoco me han dado motivos, quizá pueden ser algo desordenados pero han cumplido con el trabajo de forma excelente, hay alguna excepción pero por el momento lo he dejado pasar.
Los inicios fueron algo desordenados, conocía las materias pero quedaba alguna laguna que al final he podido cumplir. Ahora he conseguido que mis alumnos tengan alguna noción del derecho, que sepan sobre propiedad intelectual, que sepan cómo se monta una empresa, y sobretodo que sean críticos con la sociedad, que piensen por si mismos y que conozcan mejor el mundo donde viven, si bien parte de esto último ya lo tenían dentro.
Enfrente quedan otros cuatro meses con nuevos retos, con más trabajo, pero con toda la ilusión del mundo. Porque además tengo alguien al lado que sabe hacer buenos los momentos alegres y también los tristes.
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