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Provoca tanta repulsión como la halitosis, es tan peligrosa socialmente como la aerofagia, pero sin embargo apenas se ha estudiado: me estoy refiriendo a ese fenómeno llamado "diarrea bucal". En parte entiendo que no se hayan pagado investigaciones sobre ese fenómeno, más que nada porque es muy dificil de tratar. La gente suele ponerse en manos de los profesionales cuando saben que tienen un problema, y desgraciadamente pocos saben que sufren de este mal; pero lo cierto es que es un fenómeno fascinante.
Seguro que todos conoceis algún sufrido paciente de "diarrea bucal": es facil de reconocerlos, son aquellos que, en el momento menos oportuno, sueltan lo menos apropiado. Esto debería hacer (sin que lo compartamos) que todos los que le rodean opten por "pasar" de esa persona e invitarla sólamente en casos de necesidad, pero sin embargo en la práctica no es así: depende del "status" de la persona. El problema es cuando esas personas, de repente, se vuelven conscientes de su problema y del hecho que a los demás no parece importarles.
En política es donde más casos de este tipo han existido, desde la lengua desatada de Alfonso Guerra o Jesús Gil (por más que no se pueda considerar a este último como político, y sí como aprovechado) hasta los modernos representantes de nuestros dias. Lo peor es que la toleráncia de la ciudadania a la "diarrea bucal" parece aumentar, y eso cuanto menos, es grave. Antes al menos se le daban dos palmaditas y se le decía "ay, pillín, más que pillín". Ahora unos les ríen las grácias, y los que deberian poner un poco de orden siguen mirando para otra parte. Esto explica que, por ejemplo, alguien tan importante como el Presidente de la Diputación del País Valenciano diga que "los que dicen gairebé y aleshores son gilipollas y hay que rematarlos" y la gente se parta de risa (bueno, todos menos los que dicen "gairebé y aleshores"). O que un alto cargo eclesiástico diga que eso de los abusos sexuales son unos pecadillos y que lo que realmente es escandaloso es el aborto, un político diga que tiene más razón que un santo, ¡y a la gente le de igual! Excepto a las víctimas o familiares de ellas, claro.
Por mi parte, sigo estudiando eso de la diarrea bucal. Pero a distáncia, por lo que pueda pasar...
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