Durante un tiempo, bueno, mejor dicho, durante muchos años, lo que nos han vendido desde el poder es que la principal amenaza de la democrácia son los totalitarismos, y nosotros lo hemos creido a piés juntillas, hemos ido a votar regularmente y hemos hecho todo lo que está en nuestra mano para mantener nuestra salud democrática y exportarla al resto del mundo. Sin embargo cada vez me doy más cuenta de que hay un error de base, porque la amenaza no son los totalitarismos: ellos son un síntoma más. El verdadero peligro está en la desconexión sideran entre el poder y los ciudadanos, y por desgrácia esto sucede cada vez más a menudo. Siempre hay un primer momento en que el pueblo y los dirigentes estan en buena comunión, los primeros confian en los segundos, especialmente porque los gobernantes se esfuerzan por atender a las peticiones del pueblo. A partir de ese momento sus trayectorias empiezan a diferir. Seria un poco incorrecto decir que los altos salarios, los coches oficiales y demás lujos es la causa de esta diferencia, porque en realidad hay algo más: no es el nivel de vida, es que los intereses de unos y otros son contrarios. Cuando el político asume, en contra de lo que deberia ser, que es un profesional y por tanto hace de la política una profesión se aparta irremisiblemente de los ciudadanos, porque su interés ya no será el de hacer la vida de su pueblo mejor, sino la de conseguir beneficios para mantener su nivel de vida, que además es alto. Con el tiempo se “sumarán a la causa” vividores que quieren aprovechar los grandes beneficios que se reparten, legales o ilegales, y empresarios que comparten ideales con los poderosos (vivir de rentas y prosperar). Por el contrario el pueblo se desilusiona cada vez mas, y poco a poco sigue el camino de una pareja sin amor: cada uno se dedica a sus cosas, sin hablar demasiado entre ellos, y sin que a una parte le importe demasiado lo que haga o deje de hacer la otra, todo ello con dolor latente.
Estos últimos tiempos observo con alarma algunos de estos síntomas, y creo no ser el único. Cada vez me dan más escalofrios cuando oigo a alguien decir “yo paso de la política, es que ni voto, y me da igual lo que digan”, o “es que todos los políticos son iguales, solo viven para ellos”; pero peor aún es cuando veo y oigo algunas actitudes del poder. Me rechina ver los Eurodiputados velando por sus intereses y no por los de los demás, a la hora de votar una rebaja de sus millonarios sueldos, me rechina ver que uno de ellos “pillado in fraganti” alega que no ha sido sobornado “porque todo era broma, y además iba a votar igualmente la enmienda”. Me rechina ver a Artur Mas justificando los recortes en la administración en que “los jovenes heredarán un mundo peor”, no por ser mentira esto último, sino porque esa heréncia es consecuencia de la degradación del medio ambiente y no de una situación puntual de insolvencia, que además siempre se termina resolviendo porque ni “papá estado” ni “papá europa” van a permitir que te hundas (que se lo pregunten a algunos ayuntamientos); me rechina ver políticos que dicen lo que les sale de las narices y encima se rien de la ciudadanía “porque total, nos votan igual, qué mas da”; me rechina ver políticos imputados en casos graves de corrupción hablar de “legalidad”, me rechina cuando alguno de ellos justifica una “alegalidad” como la ilegalización preventiva de un partido (donde está la presunción de inocencia, ¿debemos encarcelar a los reos poco después de salir porque “no nos fiamos de ellos”?); y me rechinan todas estas cosas porque al final el resultado suele ser que llega un “salvador” a darnos otra oportunidad, por vias democráticas o no democráticas, que termina perpetuándose en el poder “por interés general” o “interés propio”, según se mire. Yo al menos no voy a perder el poco sentido político que me queda y no voy a ser absentista, me limitaré a votar al menos “profesional” de todos.
1 comentari:
Fins i tot el menys "professional" acabaria sent el més professional de tots si guanyara...
El que s'hauria de fer és que no cobren quasi i la política seria com deu ser, un treball vocacional, fer-ho perquè et sents en l'obligació moral de fer un món millor, i que les persones encarregades sàpiguen del que parlen, no posar a ministres de sanitat amb power balance i altres coses per l'estil.
I entenc als que ja ni volen votar, la gent es cansa de que juguen a les titelles amb nosaltres.
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