Era ahora o nunca, después de
todo la había llevado allá para eso, y los elementos parecían darle la razón.
El sol resplandecía y se reflejaba en los charcos que la lluvia había dejado, y
las flores de la terraza de la cafetería llenaban el ambiente con un tenue olor
a rosas frescas. Y ella estaba preciosa, como el primer día cuando la conoció,
o cuando unos años atrás le dijo que siguiera a su lado toda la vida. Tenía que
aprovechar, ahora que se ha hecho un pequeño silencio.
- Cariño, tengamos un bebé!
- ¿Lo dices en serio?
- Totalmente en serio. Lo he pensado mucho estos
días, y creo que estamos preparados. Nada me haría más feliz que tener una
criatura a tu lado, ni siquiera casarme contigo otra vez.
- Cielo, ¡pues claro que tendremos ese bebé! Te
quiero tanto…
En aquel momento la señora que
estaba detrás de ellos se giró y para su sorpresa intervino.
- ¿Tener un bebé? ¿es que se han vuelto locos?
¡Tal y como está el mundo ahora! ¡y lo proclaman a los cuatro vientos!
¡Insolidarios!
- Perdone señora – se dirigió el chico – pero me
parece que esto no es asunto suyo
- ¡Claro que es asunto mío! Otra boca más que
alimentar, que tendremos que pagar todos, claro, porque muy boyantes no se les
ve. ¿es que no saben que vivimos por encima de nuestras posibilidades? ¡pues
eso nos faltaba ahora!
Al oír a la señora, que hablaba
un poco fuerte, se acercó uno de los camareros.
- ¿Ocurre alguna cosa? – preguntó nada más llegar
- Estos jóvenes insensatos, que quieren tener un
bebé.
- ¿Un bebé? Déjeme que les diga… que son las
personas más egoístas de todas las que he atendido hoy. ¿pero en que están
pensando? ¡eso podría disparar la prima de riesgo!
- Perdone, señor – intervino la chica – pero ¿no
está exagerando un poco? No sé qué relación puede tener nuestro hijo con la
prima de riesgo.
- Claro, claro, ustedes nunca saben nada… ¡Pues
que sepa que mientras cargue con una criatura en su seno rendirá la mitad en su
trabajo, eso siempre que su empresario no se vea obligado a relevarle del lugar
de trabajo porque no es bueno para su hijo trabajar tantas horas sentada. Y por
supuesto, pedirá la baja por maternidad, ¿no? Todo eso hace bajar la
productividad en España y subir el absentismo laboral, con lo que los
inversores pierden confianza en nuestro país, y ¡zas! se sube la prima de
riesgo.
- Cariño, haz algo, rescátame…
- Creo que exageran mucho y que deberían meterse
en sus asuntos, y dejarnos en paz.
- ¡De eso nada! Están cometiendo una insensatez, y
no lo permitiré en mi bar. Tener un bebé… ¡tal y como está la sanidad ahora! Y van
ustedes a ocupar una cama, ¡deberían dejar las plazas hospitalarias para los
que más las necesitan, los enfermos graves, en lugar de hacer engrosar las
listas de espera, ¡insolidarios! Y luego, cuando sea grande querrán que vaya a
la escuela, que ya está bastante masificada de por sí. Dios… me dan asco. ¡Si
se les ve que deben ser radicales de izquierdas! Gracias a gente como vosotros
España se rompe.
- Anda, vámonos, cariño. Aquí a la gente le falta
un tornillo.
Y se alejaron los dos por la avenida,
cogidos de la cintura.
- Cariño, ¿crees que es verdad lo que dicen? ¿Qué somos
unos egoístas por querer tener un niño?
- Que va, ¿no les has oído? ¡los egoístas son
ellos!
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