dilluns, d’octubre 22, 2012

Egoismos


Era ahora o nunca, después de todo la había llevado allá para eso, y los elementos parecían darle la razón. El sol resplandecía y se reflejaba en los charcos que la lluvia había dejado, y las flores de la terraza de la cafetería llenaban el ambiente con un tenue olor a rosas frescas. Y ella estaba preciosa, como el primer día cuando la conoció, o cuando unos años atrás le dijo que siguiera a su lado toda la vida. Tenía que aprovechar, ahora que se ha hecho un pequeño silencio.
-  Cariño, tengamos un bebé!
-  ¿Lo dices en serio?
-  Totalmente en serio. Lo he pensado mucho estos días, y creo que estamos preparados. Nada me haría más feliz que tener una criatura a tu lado, ni siquiera casarme contigo otra vez.
-   Cielo, ¡pues claro que tendremos ese bebé! Te quiero tanto…

En aquel momento la señora que estaba detrás de ellos se giró y para su sorpresa intervino.
-  ¿Tener un bebé? ¿es que se han vuelto locos? ¡Tal y como está el mundo ahora! ¡y lo proclaman a los cuatro vientos! ¡Insolidarios!
-   Perdone señora – se dirigió el chico – pero me parece que esto no es asunto suyo
-  ¡Claro que es asunto mío! Otra boca más que alimentar, que tendremos que pagar todos, claro, porque muy boyantes no se les ve. ¿es que no saben que vivimos por encima de nuestras posibilidades? ¡pues eso nos faltaba ahora!

Al oír a la señora, que hablaba un poco fuerte, se acercó uno de los camareros.
-  ¿Ocurre alguna cosa? – preguntó nada más llegar
-  Estos jóvenes insensatos, que quieren tener un bebé.
- ¿Un bebé? Déjeme que les diga… que son las personas más egoístas de todas las que he atendido hoy. ¿pero en que están pensando? ¡eso podría disparar la prima de riesgo!
-  Perdone, señor – intervino la chica – pero ¿no está exagerando un poco? No sé qué relación puede tener nuestro hijo con la prima de riesgo.
-  Claro, claro, ustedes nunca saben nada… ¡Pues que sepa que mientras cargue con una criatura en su seno rendirá la mitad en su trabajo, eso siempre que su empresario no se vea obligado a relevarle del lugar de trabajo porque no es bueno para su hijo trabajar tantas horas sentada. Y por supuesto, pedirá la baja por maternidad, ¿no? Todo eso hace bajar la productividad en España y subir el absentismo laboral, con lo que los inversores pierden confianza en nuestro país, y ¡zas! se sube la prima de riesgo.
-  Cariño, haz algo, rescátame…
- Creo que exageran mucho y que deberían meterse en sus asuntos, y dejarnos en paz.
- ¡De eso nada! Están cometiendo una insensatez, y no lo permitiré en mi bar. Tener un bebé… ¡tal y como está la sanidad ahora! Y van ustedes a ocupar una cama, ¡deberían dejar las plazas hospitalarias para los que más las necesitan, los enfermos graves, en lugar de hacer engrosar las listas de espera, ¡insolidarios! Y luego, cuando sea grande querrán que vaya a la escuela, que ya está bastante masificada de por sí. Dios… me dan asco. ¡Si se les ve que deben ser radicales de izquierdas! Gracias a gente como vosotros España se rompe.
-  Anda, vámonos, cariño. Aquí a la gente le falta un tornillo.

Y se alejaron los dos por la avenida, cogidos de la cintura.
-  Cariño, ¿crees que es verdad lo que dicen? ¿Qué somos unos egoístas por querer tener un niño?
-  Que va, ¿no les has oído? ¡los egoístas son ellos!