dissabte, de juliol 04, 2009

PRIMER VIAJE

 Día 30 de junio, 2009 (Jabba The Hut vive en Xàtiva)
Empieza la aventura de este año, si estuviéramos hablando de una película seria algo así como “Oposiciones 3: el desenlace final”; como en cualquier guión de una secuela cualquiera debe haber cambios en el guión: este año el principal es que se cambia de escenario: más difícil todavía, hacer los exámenes lejos de casa pero sin la inestimable ayuda de internet. Por ello el primer escenario es el andén de la Estación del Norte, donde nuestro protagonista busca el tren que le llevará a Alicante. Para su sorpresa se trata de un viejo tren diesel remodelado, los recuerdos de otro viaje en un tren semejante a Zaragoza, donde el ruido de los motores le impidió dormir en condiciones, aflora en su mente. Por poco tiempo, porque una brasileña impresionante hace entrada en el convoy. Eso hace perder el hilo de los pensamientos a cualquiera.
Primer problema: encajar la maleta de viaje entre las piernas. Si subo la mochila arriba del maletón podré poner las piernas en una posición aceptable, claro que el asiento de enfrente queda prácticamente inutilizado. Una vez realizada esta maniobra toca desconectarse. “¿qué disco habrá primero en el MP3?” pues el de pop, ¡no podía ser otro! Pasan las tres primeras canciones en dos segundos, “porqué las pondría…” en ese momento recordé que hice el disco para evitar discusiones en el coche con gente con cultura musical limitada.
En Xàtiva se acaba la comodidad: un hibrido entre Jabba el Hut y humano, que suda profusamente, me pide permiso para sentarse delante. De repente ya no se está tan bien. Las piernas protestan, pero qué se le va a hacer… No tarda en quedarse amodorrado, son las 5 y el calor… cada vez va a peor: como a cámara lenta se va acomodando, abre la boca, gia la cabeza… y se pone a roncar. El vecino de asiento (que no soy yo) intenta la maniobra anti-ronquidos número 1, Jabba se despierta al oír los sonidos que emite el compañero de al lado y responde “yeah, yeah…” y le guiña un ojo. Como Jabba haya interpretado mal la situación, el chico de al lado tendrá problemas.
En Villena dos de los compañeros se despiden y en su lugar entran madre e hija (de unos 10 años). Jabba bromea con la chiquilla, y le dice que se siente con las piernas cruzadas “que si no pasará la gente y la verá así, en braguitas”… la nena se acurruca y le dice a su madre “me da miedo…” la señora se disculpa, pero yo le hago un guiño a la nena: “cuánta razón tienes, nena”

 Día 1 de julio 2009 (Franxapa ‘parriba, Franxapa ‘pabajo)

No hay mejor despertador que un compresor de aire acondicionado, sobretodo si ha estado toda la noche encendido y no te ha dejado dormir como dios manda. Ducha fría (por el calor, ya me entendéis…) y después al bar de abajo, a desayunar. Los bares son siempre iguales en todas partes: el dueño departía con otros tres tertulianos sobre los nuevos fichajes del Hércules. Mientras bebo a sorbos pequeños el café con leche empiezo a observar que no ha parado de llegar gente, todos hablando de lo mismo: “la programación se entrega mañana, este chico llegará lejos… yo no me he mirado apenas nada del tema…” Empiezo a pensar que he sido seguido. Falsa alarma, son opositores pero para profesor de inglés de la EOI. Cuando termino me pongo “the Eye of the Tiger” en el MP3 y dirijo mis pasos hacia el instituto. “Survivor” descarga adrenalina en el cuerpo. Cuando llego al instituto me siento el rey del mundo.
Poco a poco vamos entrando en las aulas, el tribunal calificador trae en “bingo” y empieza el sorteo para el examen. Para los no iniciados en las oposiciones haré una recreación: los cinco chicos de San Ildefonso (tres aspirantes voluntarios, el Presidente y el Vicepresidente del Tribunal) sacan los números ganadores: “eeeeeel tres! eeeeeel cinco! Eeeeeeeel ocho! Eeeeeeel veintiocho! Eeeeeeeeel treinta y ocho! El tres, en cinco, el ocho, veintiocho y treinta y ooooochoooooo! Jodete y baila, jodete y baila, jodeteeeeeee y baaaaailaaaaaaaaa!”. Entre tanta joya me cuesta decidirme por una de ellas, hago un “pito pito colorito” sin que me vean: el elegido es el 38.
Termina el examen, hora de encender el móvil, hacer la crónica del exámen y buscar a ver donde será el próximo. Doy vueltas y vueltas al edificio pero no encuentro nada. Me marcho a comer, que me lo he merecido. Después de saborear un buen plato de tallarines y unos solomillos con chimichurri y pimienta caramelizada me dirijo al instituto para ver si hay convocatoria. Es en vano, ningún documento nuevo. Descanso un poco en el hotel, escribo un poquito y a las 6 me vuelvo a ir al instituto. Nada, que no hay manera. Voy a la Casa del Libro, que he visto alguna cosa interesante. A las 7 vuelvo a ir: como ya esperaba, nada de nada. Me duermo de nuevo bajo en arrullo del compresor del aire… esto es paz!
Día 2 de julio 2009, (y se te queda una cara de tonto…)
Como el día anterior, me levanto temprano y me dirijo por quinta vez en tres días al instituto. Me sorprende ver a compañeros opositores leyendo, “¿cómo se han enterado?” Lo pregunto por si acaso. Resulta que los cartelitos de marras están en otro edificio, menos mal que avisan. Miro la convocatoria, dos sentimientos luchan por la supremacía: alivio, porque eres el primero en leer el día siguiente y sabes que si alguien más hubiera abandonado ayer tendrías ahora un problema muy gordo; rabia, porque te das cuenta de que has hecho cuatro viajes en vano y has castigado tus pies inútilmente. Me vuelvo al hotel a escribir: algo habrá que hacer…

Día 3 de julio 2009, (¿¿¿hacer trampa yo??? Para nada! Se me nota enseguida…)
¡Que gran experiencia levantarse a las 6 de la mañana! Cuando aún es oscuro, no hay bares abiertos y el portero del hotel se extraña de verte salir, y no entrar que seria lo más normal en un joven apuesto como tu. Caminata (por sexta vez) al instituto, ¡menos mal que un bar ha abierto enfrente justo! Además las convocatorias están puntualmente en su lugar, con lo que me ahorro unas cuantas horas de “guardia” en el tablón. Entrego la programación y les leo el examen: el objetivo, hacer un par de cambios en el guión sin que se note. Por suerte algunas veces los opositores somos peores que críos de primaria, y la “seño” tiene que salir fuera a pedir silencio. Aprovecho para anotar mentalmente el lugar donde debo hacer el cambiazo. Misión cumplida, y suerte echada. He sido calificado, y no han deliberado demasiado. O piensan “este chico es un genio, ¡que nueva visión ha tenido sobre la Seguridad Social!” o piensan “!Este chico es un genio! Cuantas cosas se puede inventar en apenas dos horas sobre la seguridad social”. Me temo que hasta más adelante no se sabrá la verdad. Los compañeros de oposición me preguntan si he hecho trampa. Les respondo que no, con una sonrisa tonta. "se me da muy mal mentir".
Regreso a Valencia a las 13 horas, Homer me hace un señor recibimiento: me habría llenado de besos y abrazos si no llega a ser porque es un pájaro. Con esto termina la primera parte de la película, con un sonoro…
CONTINUARÁ…