En un siglo donde últimamente la palabra "plagio" sale demasiado a la ligera un hombre sobrevive en el anonimato. Su nombre es Benito Mateo, y es el hombre más plagiado de la historia. Hace poco llegó a mis oídos su historia y, altruista como siempre, me decidí a dar con él y ofrecerle al mundo la posibilidad de conocerle.
Benito me recibe en su casa, un "loft" muy apañado cerca de Sants. "Soy científico", me cuenta al ver que recorro con mis ojos la decoración del piso. "No es muy grande, pero para mi es suficiente. Me permite ir tirando, hace poco lo alquilé a una empresa de telefonía para rodar un anuncio". Benito me ofrece un asiento cerca del gimnasio mientras se prepara un café rápido en la cocina, "otra ventaja es que puedo ver la tele, tumbarme en el sofá y cocinar al mismo tiempo". Después de este paréntesis le pido que me cuente su historia. Benito toma un par de sorbos de su taza y comienza su narración.
"De pequeño mi abuela me regaló las obras completas de "Agatha Christie" y me aficioné a la novela negra enseguida. Fui devorando los libros poco a poco, saboreandolos, para cuando los terminé tenia dieciséis años. Pasé una bonita juventud hasta que un amigo del instituto me dijo que no existía el crimen perfecto. Eso para mi era una afrenta y, con toda mi alma de futuro científico, me dispuse a rebatir su teoría. Así me aficioné a imaginar el crimen perfecto, y creo que encontré uno muy bueno. Solo que para entonces había terminado el instituto, y también la carrera, y claro, no me servía de mucho. Lo guardé en mi cabeza, pensando que algún día me serviría, y ahora pienso que debí olvidarlo. Un dia me llamó un viejo amigo de la carrera, tenía problemas con su suegra, según decía siempre que lo veía le recriminaba su falta de testosterona y su exceso de holgazanería. Así que le conté mi crimen perfecto: debía dispararle una flecha hecha con hielo, así cuando se descubriera el cadáver el arma homicida habría desaparecido y él saldría impune. Ya he dicho que soy científico, ¿verdad? Bueno, en mi defensa diré que estaba un poco borracho. Lo que sucedió es que el muy miserable no utilizó mi plan: lo vendió a una editorial, que se forró a costa de introducir mi plan en todos los libros de lectura de primaria. Encima a partir de entonces empezó a caerle mejor a la suegra, porque no es lo mismo un "deshuevado" que un "deshuevado" rico. En fin, que no me vine abajo y seguí mi búsqueda del crimen perfecto: el cigarrillo con demasiada nicotina, poner agua en una escalera para que se congele y resbale, un oportuno incendio que elimina el oxigeno de la habitación... pero en vano, alguien me acababa plagiando y entonces tenía que pensar en otro crimen".
A pesar de todo Benito ha sabido hacer de su sino un medio de vida. "Actualmente trabajo para la productora de CSI, aunque en la sombra. Me pagan en negro. Uno de mis últimos trabajos fue el de introducir hielo seco en una habitación para crear CO2 y asfixiar al ocupante. Dentro de lo que cabe estoy contento, aunque claro, ahora vivo en un dilema. El dia que encuentre el crimen perfecto me quedo sin trabajo". En fin, Benito Mateo, un simpático científico que un dia tuvo un sueño: planificar el crimen perfecto.
4 comentaris:
MUY bueno!
La verdad es que me cautivó el título. Cuando se describe el "crimen perfecto", me hizo acordar a esos juegos donde uno tenía que adivinar como había ocurrido el asesinato (o el por qué de una situación) solamente formulando preguntas en la manera de que sean respondidas por el narrador de la historia por "si" o por "no".
Saludos!!
Gracias! la idea me la dió precísamente esos "crimenes" novelescos que se daban en la escuela, y que siempre eran iguales, y me dió por pensar "¿a quién se le habrá ocurrido eso de la flecha de hielo?"
no pierdas las esperanzas del crimen perfecto, la maldad humana no tiene límites, y la imaginación tampoco.
te saludo amigo
Se lo diré al personaje cuando le vea, de tu parte. Tienes razón, cada vez se inventan nuevos tipos de maldad y por desgracia no todas son literarias. La realidad siempre supera la ficción.
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