dilluns, de març 05, 2012

“ES LA SUPERVIVENCIA, TIIIIO...”


Queridos visitantes de Franxapaworld, hacía tiempo que no aparecia en vuestras vidas, nada personal, es que el psiquiatra me recomendó no juntarme con determinadas personas. Sin embargo he decidido volver a mi labor periodística después de encontrarme a un viejo amigo de la juventud en la puerta de atrás de un supermercado esperando a que sacaran las sobras. Qué queréis que os diga… soy un poco sentimental y no pude resistirme, le invité a cenar. Estuvimos hablando largo y tendido del pasado, de nuestros antiguos compañeros, de la vida… una charla cordial hasta que me dijo “por cierto, tio, no te cuidas nada, te veo fatal”. No le respondí que él se veía perfectamente con el raído tres cuartos que llevaba por educación y curiosidad, entonces me confesó “yo antes era como tu, un esclavo del dinero, hasta que me separé de mi mujer. Entonces descubrí al gran Rodolfo Amarrategui, él me hizo ver la luz y desde entonces vivo según sus enseñanzas”. Usé todo mi talento para averiguar quién era el tal Rodolfo sin pecar de ignorante, entonces sacó un libro de su pringoso abrigo, se titulaba “yo vivo sin dinero, ¿y tu?”. Le pedí que me prestara el libro, y me respondió “puedo hacer algo mejor que eso, puedo presentártelo”. No me pude resistir, y le dije que concertara una cita en mi despacho; días después mi amigo me dijo que aceptaba.
         La verdad es que a primera vista Rodolfo parecía un autor, al menos su cara parecía sacada de la contraportada de un libro. Era un tipo no muy alto, regordete y calvo, vestido con un imponente traje negro. Eso me llevó a dos conclusiones: o el método funcionaba o era un mentiroso que no seguía sus enseñanzas. En todo caso era un poco aprovechado, no dijo “no” a nada de lo que le ofrecí. Me decidí a averiguarlo, no me costó mucho empezar.
“Se preguntará si realmente sigo mi método, le puedo asegurar que sí, pero entiendo que esté tan extrañado. Nadie más que yo y mis acólitos sabe que es posible vivir como un rey sin tener un céntimo, eso si, siempre que estés dispuesto a hacer algún sacrificio”. ´Me pareció muy arrogante que dijera eso, especialmente mientras se acababa un copazo de whiskey de malta y me alargaba el brazo pidiendo más. Quise apretar un poco las tuercas.
-      ¿Sacrificios? ¿se refiere a trabajar o algo parecido?
-      Que va, me refiero sobretodo a aguantar a la gente, que es muy egoísta y violenta. He tenido que decirle a más de uno “es la supervivencia, tiiiio”.
-      Explíqueme su método, para nuestros lectores.
-      Es fácil, se trata de vivir sin privarse de nada y sin gastar un céntimo. ¿Ha leído mi libro?
-      Claro, pero esperaba que el maestro lo explicara mejor, muchos de nuestros lectores no lo conocen. Por ejemplo, ¿cómo se las apaña para comer o beber?
-      Hay muchos métodos, , mi favorito es el “¿vas a comerte eso ahora?”.
-      ¿Y en que consiste?
-      Bueno, entras en un restaurante, buscas a alguien propicio, y le dices “¿vas a comerte eso ahora?”. Si responde que no, te lo llevas antes de que cambie de opinión.
-      ¿Y si nadie dice que no?
-      Pues entonces está el “¿vas a comerte eso?” mejorado. Coges el móvil, haces como que hablas con alguien y le dices cosas como “hay que ver, cómo está la ternera. Cada vez lleva más aditivos, algunos cancerígenos”. Entonces te acercas y dices “¿vas a comerte eso?”.
-      No está mal, ¿y la bebida?
-      Uso el método aleatorio
-      ¿aleatorio?
-      Vas a un pub, te acercas a la barra… y cuando pilles un vaso despistado, le echas un trago aprisa. Pero hay que ser hábil, hay gente muy vengativa.
Hasta entonces me pareció un poco caradura, pero tenia que reconocer que podía funcionar su método. Decidí apretar un poco las tuercas.
-      Desde que se ha hecho conocido debe viajar mucho por ahí, ¿también viaja sin gastar un céntimo?
-      ¡Claro! Y además en autopista. Verá, tengo un coche aparcado dentro de la AP7, con un cartel de “averiado”. Sólo tengo que llegar hasta él y dejarlo aparcado antes de salir del peaje.
-      ¿y cómo hace para volver?
-      Cuando puedo doy la vuelta, y lo vuelvo a dejar estacionado en el principio.
-      ¿Y la gasolina?
-      Es más complicado, ¿sabe esas gotitas que siempre quedan en la manguera? Las escurro en mi depósito, créame, igual que una ardilla, se puede cruzar España de gasolinera en gasolinera sólo con las gotas del surtidor.
La cosa no iba bien, de momento me estaba superando. Volví otra vez al ataque.
-      Va vestido muy pulcramente…
-      ¿le gusta? Es de Milano.
-      ¿Regalo de algún admirador?
-      No, esto se consigue firmando.
-      ¿firmando?
-      hay tíos que te regalan trajes por firmar papeles, aunque bueno, antes hay que colarse en algún despacho de la administración.
-      Pero usted no trabaja allá…
-      Mejor, porque luego otro se come los marrones.
-      ¿Puedo preguntarle donde vive?
-      Oh, no podría decirle… un dia aquí, otro allá…
-      Ah, es usted un trotamundos…
-      No, que va. Mi método consiste en apalancarse con una chica. Verás, vas a un local, te fijas en alguna chica con cara de autosuficiente, y consigues que te invite a su casa. Entonces no la dejas hasta que te echan… y cuando eso sucede, otra vez a empezar. Mis pertenencias caben en una mochila.
-      Hasta ahora me está dejando impresionado, pero necesitará dinero…
-      Cuando me hace falta algo me pongo este disfraz de troll y me voy al puente del parque. Cuando algún niño lo cruza, ¡le pido el dinero de la paga!
-      Pero… eso es una barbaridad…
-      ¡Que va! Ellos se lo buscan, desde pequeños saben que bajo de los puentes hay un troll que cobra peaje.

Entonces me cansé y, aunque no me siento orgulloso, me enfurecí
-      ¡Ya está bien, es usted un sinvergüenza! ¡lárguese de mi despacho, y llévese el colchón y los edredones!.
Con un encogimiento de hombros y un “peor para usted”, se largó de mi despacho. Quizá le fuera bien vivir sin dinero, pero parece algo arriesgado. Y con éstas palabras me despido de vosotros, por cierto, ¿vais a comeros eso?