dilluns, de gener 31, 2011

"Si a los deportistas les funciona, ¿porqué no me iba a funcionar a mi?"

Es en los tiempos difíciles cuando la imaginación y el ingenio se ponen de parte del instinto y el afán de superación para salir de las situaciones complicadas. Hace unos días estuve viendo el nuevo programa sobre publicidad de TVE cuando un amigo me dijo "¿sabes? yo conozco una chica que vive de la publicidad". "¿Es publicista?", le respondí. "No exactamente..." Lo que me relató me interesó tanto que le pedí que me pasara su número de teléfono, que quizá sería muy interesante hacerle una entrevista.

Cuando hablé con ella para quedar ya me di cuenta que era digna de ser tenida en cuenta, me saludó con un "Hola, ¿quién desea hablar a través de esta comunicación hecha realidad por Movistar?". Quedamos para la tarde siguiente en su casa, un apartamento en Foios con una decoración peculiar: la puerta es una botella gigante de "Actimel", y al llamar al timbre suena la tonadilla de las "natillas Danone". Al fin Rosaura me abre la puerta, enfundada en un chandal Nike, y me invita a visitar al salón. Llama la atención que en lugar de cuadros, espejos, figuritas de lladró, hay carteles de JB, un toro de osborne en miniatura y un espejo de "Sony" con forma de televisor. Rosaura se marcha unos instantes a la cocina a traer un poco de café, bien servido en tazas de "Nescafé". Después de tomar un par de sorbos, entre los cuales me describe el sabor inigualable del mejor café, me cuenta su particular historia.

"Tengo veintiseis años, hace tres que soy independiente, poco después de finalizar la carrera de Bellas Artes. Durante gran parte de mis estudios viví sola y al terminar no me sentía cómoda en casa, aunque quiero mucho a mis padres. El problema es que no tenía dinero para independizarme, ni un trabajo que me permitiera hacerlo. Estuve luchando durante mucho tiempo, incluso pensé en tirar la toalla. Entonces, un día vi una carrera de motocicletas en televisión, y entonces se me ocurrió la idea, al ver las motos decoradas con marcas publicitarias, y pensé "¿porqué ellos si y yo no?". Primero realicé un experimento por internet, por un módico precio pondría el mensaje que quisieran en mi futura moto. Costó un poco vencer a la vergüenza, iba por la ciudad con un "Te quiero, Sara! fdo. Santi", pero al fin me compré la moto sin que mis cuentas sufrieran en exceso. Entonces contacté con algunas empresas para proponerles que yo haría publicidad día a día si me pagaban el piso, y aqui lo ve: Danone pagó la entrada, Nescafé y Bosch pagaron la cocina, Sony el comedor, Ikea los muebles y el dormitorio... Pero bueno, eso no es todo. Fui cogiendole el gustillo a lo de ser anuncio andante y así me pago la manutención. Y ya ve, funciona."

Tengo que reconocer que me quedé sorprendido. Rosaura me enseñó el coche que disfuta cada cierto tiempo de forma gratuita, en el que se puede leer "Nuevo Mégane, yo lo estoy probando, y tu?"; también su chaqueta, con un "Beba coca-cola" rojo en la espalda. Sin embargo la propia Rosaura nos explica que tampoco es oro todo lo que reluce.

"Cuando corrió la voz me llovieron ofertas para que les publicitara, tuve que rechazar muchas. Unas no me parecieron éticas ni adecuadas. Otra la rechacé por inviable, hay momentos en los que cuesta sonreír, y además el rojo me sienta fatal. Ahora me puedo permitir el lujo de seleccionar con mucho cuidado los "mecenas", y de momento no me falta de nada, pero estoy pensando en dejarlo. Con algunas compañías he rescindido el contrato, no soportaba más el tener que decir a mis amigos "sabéis que el Zumo Don Simón es 100% natural?" y mis novios huían cada vez que les pasaba la encuesta sobre los preservativos. He conseguido salir adelante, pero esto no es vida. En cuanto pueda mando al carajo a tanto buitre y guardo la televisión en el trastero".

Dos horas de entrevista más tarde salía de la casa, con un nuevo testimonio bajo el brazo. Me había hecho reflexionar mucho la historia de Rosaura; quizá había conseguido la independencia pero a cambio de su intimidad. Hasta me permití el lujo de lanzar algun exabrupto contra aquellas empresas que no dudaron en aceptar, y luego imponer nuevas condiciones aún siendo conscientes de lo que ello suponía para la joven. Bueno, a todas menos a una. Después de todo estaba pensando en renovar el dormitorio...


(Aunque supongo que no hará falta decirlo, como he nombrado alguna empresa creo necesario dejar por escrito este punto. La historia es completamente fruto de mi mente de propulsión a chorro, o sea, que es una chorrada)